lunes, 2 de mayo de 2011

Científicos alertan que podrían extinguirse las lluvias en América del Sur


Por:  Paula Rizzi

Conocida como “el granero del mundo”, una de las particularidades de gran parte de América del Sur es la de ser un territorio propicio para la producción de alimentos y biocombustibles. Sin embargo, esta cualidad podría verse afectada por un problema que ya está dando sus primeros síntomas: la falta de lluvias.

Según los científicos, este fenómeno se agravaría en gran parte en Brasil, Paraguay y el norte de Argentina, viéndose en peligro la producción agrícola y el abastecimiento de alimentos. Una de las principales causas que está llevando a esta situación es la deforestación en el Amazonas, pulmón verde del mundo en el que se encuentran los recursos para lograr las precipitaciones y que hoy está en constante amenaza por la actividad humana.

Como lo explica a IPS Noticias el científico Antonio Nobre, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE), acabar con la deforestación es una obligación urgente por lo que la meta oficial para reducirla en un 80% para el 2020 no resulta apropiada ante esta situación. La relación de la escasez de lluvias con la deforestación se da en el sentido de que la floresta amazónica es la que permite reorientar los vientos húmedos que aseguran las precipitaciones. Los bosques, entonces, son capaces de humedecer los vientos incluso más que los océanos: un árbol puede evaporar 300 litros de agua por día.

Además de la deforestación, otro de los factores de riego es la quema de pastizales dado que las partículas emitidas detienen esta función natural de producir vapores. Además, los incendios dejan al suelo vulnerable y propicio a sufrir nuevas quemas no intencionales que pueden destruir aún más los recursos de la zona. Las sequías en el Amazonas sufridas en el período 2005-2010 son un claro ejemplo de cómo se está agravando la situación.

Recordemos que la deforestación también es la principal causa de la emisión de gases contaminantes a la atmósfera y, en consecuencia, del calentamiento global y el cambio climático que sufre nuestro planeta.  Es hora de actuar y dejar de lado metas protocolares que hablan de “soluciones” a largo plazo y que no resultan funcionales a las necesidades actuales.

Fuente: www.tuverde.com

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